Un día como otro para las personas con discapacidad
Hoy es un día en que sé que existís y la nobleza y calor de vuestros ojos me hicieron sentir feliz. No hay regalo tan grande y brillante como el calor que emite el sol, así es vuestro calor, familiares, cuidadoras, sin límite los abrazos que les dais, sin límites, gracias por quererles y estar ahí.
Con esta carta quiero mostrar el respeto, apoyo y todo mi cariño a las personas discapacitadas y a sus familias para que salgan adelante.
Después de haber compartido un rato con las personas discapacitadas me he sentido más sensible y solidaria hacia ellos, el cariño se ha sembrado en mi corazón y haré todo lo que pueda para animar y ayudar.
Con este curso estoy aprendiendo muchas cualidades a la hora de atender y de ayudar a las personas discapacitadas, me doy cuenta de las dificultades tanto físicas como psíquicas y cómo se les puede ayudar para que se integren en nuestra sociedad.
En mi primera visita a un centro de discapacitados y tras el nerviosismo de mi primer contacto se me ha quedado un sabor agridulce: dulce por las personas que allí se encuentran, tanto usuarios, como el personal que los atiende, un trabajo magnífico, duro pero muy importante. El agrio, por esta sociedad tan individualista e impersonal que sólo se preocupa de sus propias y superfluas necesidades, sin llegar a ponerse en la piel de estas personas.
Me enorgullece poder escribir esta carta y espero sirva de ayuda en la medida de los posible a la sociedad de hoy para «normalizar» en todo aquello que hoy se les da de lado a estas personas, facilitando así su bienestar y el nuestro, personas que, entre otras cosas, nos dan un claro ejemplo de lucha diaria.
Escribo estas letras para que se sepa que hay gente que está «desolada», para apoyar a sus familias a salir adelante con voluntad, con cariño y respeto.
Esta carta tiene acuse de recibo para todas las personas con discapacidad, y tiene que ser transformada en gestos, apoyos, cariño y normalidad, aunque sea una vez más, por las personas que están a su alrededor, cuidadoras, profesionales diversos, familia y la sociedad en su conjunto.
«Todas las personas son nacidas libres e iguales en dignidad y derechos». ONU, 1948 y «Una sociedad que discrimina a sus ciudadanos discapacitados es una sociedad discapacitada».
En representación del grupo de alumnas del Taller de Formación e Inserción laboral: cuidadoras de personas con discapacidad física y psíquica
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