Homenaje a Víctor Jara
Hoy sábado, 36 años después, los chilenos que conocieron su obra podrán hacerlo. Su viuda y la fundación Víctor Jara, han organizado un funeral público y masivo en el Cementerio General de Santiago, para este día.
Hace unos meses, su cuerpo fue exhumado para realizarle diferentes pruebas forenses que ayudaran en la investigación del asesinato.
Las pruebas forenses apuntan a que recibió alrededor de 40 disparos y antes de morir fue golpeado salvajemente, especialmente en las manos, con las que hacía llorar o cantar su guitarra.
Víctor Jara no solo fue cantautor, sino también, coreógrafo, folclorista, poeta, escritor y director teatral. Autor de "Te recuerdo Amanda", "El cigarrito", "El derecho de Vivir en Paz".
Pero al margen de su obra, Víctor fue un hombre bueno, un amigo, un compañero de todos. Tenía un Citroen "dos caballos" que nunca iba solo, siempre acercaba a alguien hasta su casa, nunca dejaba tirado a nadie, era de esos que no podía decir "no".
El viernes 7 de septiembre de 1973, solo unos días antes de morir asesinado, Víctor aceptó ir a cantar a una pequeña actividad organizada por el Instituto de Neurocirugía de Santiago, para recaudar fondos en ayuda de enfermos con paraplejias. Mi madre, que entonces trabajaba en la organización del acto, cuenta que se presentó con su guitarra y la humildad que le seguía a todas partes, y cantó tres canciones. Creo que esa fue su última actuación en público. Cuatro días después, fue capturado en la Universidad Técnica de Santiago, trasladado al estadio Chile (Hoy Víctor Jara), torturado y asesinado el 16 de septiembre.
Varios de los asesinos siguen en libertad, uno de ellos, ex oficial de ejército y quien dio la orden de torturarlo y matarlo es Nelson Edgardo Haase Mazzei, alias "El príncipe" y quienes ejecutaron la orden fueron dos soldados llamados, José Adolfo Paredes Márquez y Francisco Quiroz Quiroz, que ya están en prisión.
La gran cantidad de disparos y las torturas demuestran una vez más que las dictaduras temen horriblemente a los poetas y cantores. La canción y la poesía movilizan los espíritus de tantos cuerpos que luego, los dictadores no pueden controlar ni eliminar por las armas. Pero lo que nunca han entendido los dictadores, es que mientras más disparen a un poeta, más grande le hacen y más gentes les escuchan, aún después de muertos.
En España tenemos hoy, presentes más que nunca, a Miguel Hernández y a Federico García Lorca, como en Chile tenemos a Neruda y a Víctor Jara.
Los chilenos que vivimos lejos nos unimos al homenaje del poeta sencillo, a Víctor Jara, al del poncho rojo y rayas negras, cantando el Te recuerdo Amanda, la calle mojada, camino a la fábrica, a encontrarte con él.
¡Grande Víctor, cantamos contigo!
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