Por PILAR REGO
24/10/2009
En España los últimos casos de afectados por poliomielitis datan del año 1988 pero en la actualidad el número de enfermos que sufren las secuelas del poliovirus es muy elevado según afirman desde la Asociación de Afectados de Polio y Síndrome Post-Polio...
Las secuelas de esta enfermedad aparecen entre 25 y 40 años después del ataque del poliovirus y suelen hacerse visibles después de una caída, un período de reposo, un accidente leve y también asociadas con otros tipos de incidencias médicas; el diagnóstico de este síndrome no es fácil y los afectados, en demasiadas ocasiones, realizan un largo recorrido por diferentes consultas médicas atendidas por especialistas diversos sin obtener un diagnóstico preciso porque sus síntomas pueden fácilmente asociarse a otras enfermedades.
Un reportaje de Diego Barcala en el diario Público habla de negligencia del franquismo ante una enfermedad que atemorizó a la población no por sus índices de mortalidad sino por sus terribles secuelas paralíticas. Posiblemente muchos de los que lleguen a leer estas líneas conozcan o hayan conocido a algún afectado por ella.
La poliomielitis, causada por el poliovirus, es una enfermedad que afecta al sistema nervioso central, llegando a inflamar las neuronas motoras de la médula espinal y del cerebro, provoca deformidades, parálisis y atrofias musculares. En el año 1949 empezó a controlarse la enfermedad y en 1954 ya había vacuna pero en España entre los años 1950 y 1964 un elevado número de niños padeció poliomielitis porque el Estado franquista ocultó la epidemia y con ello propició su contagio. Una generación de españoles padeció una enfermedad para la que existía vacuna desde diez años antes de aquel terrible brote, miles de bebés se infectaron con el virus a causa de un contagio que podría haberse evitado.
La respuesta española a la vacunación fue inapropiada, se silenció la enfermedad y no se llevó a cabo una campaña de vacunación masiva en la década, la de los 50, en la que se produjo el mayor número de contagios; la primera vacunación que se realizó fue ofertada a los “niños pobres de solemnidad y ricos pudientes”. A día de hoy las secuelas de la enfermedad siguen afectando a las víctimas de aquella epidemia.
Lola Corrales, presidenta de la Asociación de Afectados de Polio y Síndrome Postpolio, asegura que "Mucha gente no quiere que se sepa por qué algunos nos contagiamos mientras a otros niños afines al régimen sí que se les protegió".
Lo cierto es que los pacientes afectados por el poliovirus padecieron además de las secuelas de su enfermedad una serie de efectos colaterales que perjudicaron seriamente su ya deteriorada calidad de vida, efectos que fueron desde la falta de asistencia psicológica hasta el aislamiento provocado por la separación familiar. Bajo el manto de la caridad cristiana se cobijó el desprecio que abocó a los afectados a la paralización no sólo de sus cuerpos sino también de sus vidas.
El reportaje publicado por Público aclara que Lola Corrales “Se refiere a las campañas de vacunación que la Dirección General de Sanidad llevó a cabo entre 1955 y 1958. En tres años se vacunaron sin publicidad alguna a 200.000 niños a través del Auxilio Social o por la iniciativa de particulares y grandes empresas que vacunaron a los hijos de sus empleados”.
Durante el período epidémico de la enfermedad la imagen que transmitió la prensa española de los afectados fue la que se ajustaba al carácter confesional católico del régimen, una alabanza del sufrimiento escondido tras el silencio impuesto.
El pasado mes de junio se celebró en Salamanca dentro de la programación de Cursos de Verano el curso “La memoria paralizada: identidades y vivencias de la poliomielitis y el síndrome pospolio”. En la introducción del curso, Juan Antonio Rodríguez Sánchez su director, habló del silencio impuesto y del dolor que rodearon a esta enfermedad durante la época franquista, de la pérdida de identidad de los enfermos lo que les condujo a su invisibilidad social hasta que el síndrome pospolio les hizo aflorar de nuevo a la superficie mediática.
Pilar Rego - Educadora Social.
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