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Si no salvo mis ideales, no me salvo a mi.







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lunes, enero 18, 2010

Medita y acepta, pero si además puedes, combate.

La psicología apuesta por ejercitar la atención y la aceptación del presente

Los profesionales usan la meditación para aliviar dolores y manejar emociones  |  Este tipo de prácticas influye en la capacidad de controlar emociones  |  El "mindfulness" también se emplea en la formación de directivos

ANA MACPHERSON

Por si alguien tiene dudas, basta pasar un rato en un autobús e ir mirando. Hablar por teléfono, estudiar, conducir, conversar, besar, dormir. Todos esos verbos se suelen conjugar a la vez, al menos, de dos en dos, además de viajar. Es difícil encontrar a una persona que sólo viaje y mire.

La multitarea está presente en la visita al médico, que da la sensación de escuchar a medias porque a la vez mira la historia clínica, apunta los síntomas, calcula la medicación y parece de paso estar con la cabeza en los otros pacientes que le quedan; en el ir a recoger a los niños al colegio o hacer la compra y de paso ir contestando mensajes telefónicos y encajarlo todo en el plan de extraescolares; en dar respuesta a llamadas y al correo electrónico en un dos por uno mientras la cabeza va preparando el siguiente contacto. Realmente difícil hacer una sola cosa cada vez.

En medio de este desasosegante entorno, la psicología empieza a apostar por parar, atender y meditar. La meditación como herramienta terapéutica. La atención plena, enfocando con intensidad el momento. Ese modo de gestionar este malestar emocional y esta dispersión se llama mindfulness (atención plena) y bebe de la meditación oriental. "La meditación atenta es un método cognitivo, un entrenamiento mental experimental y no una práctica sectaria", aclara Isabel S. Larraburu, psicóloga, colaboradora habitual del Magazine y autora del libro Atención plena (editorial Temas de Hoy).

Esta línea de tratamiento psicológico, que se empieza a introducir en los años setenta pero que se desarrolla ya en este siglo, se utiliza especialmente en la reducción del estrés, en el trastorno límite de la personalidad, también para convivir con el dolor crónico y para evitar las recaídas en la depresión y también en el liderazgo en la empresa. "Es un método cognitivo que tiene como finalidad su aplicación en todas la esferas de la actividad cotidiana", describe Larraburu.

Las palabras clave de esta modalidad terapéutica son atención y presente. No pasar de puntillas y más o menos enterarse de lo que ha pasado a dos pasos de uno, sino quitarse los auriculares cuando uno corre por la acera y percibir claramente la propia respiración, los coches que le rodean, el árbol junto al que se pasa, los otros viandantes. Se trata de lograr una percepción intensa, atenta y presente. Y volver a ella cada vez que otro pensamiento se cruza.

En el mundo empresarial se lleva también el mindfulness. Psicólogos que asesoran en la dirección y gestión emplean cada vez más esta corriente. En su caso, la atención plena se traduce en el fomento de la autogestión, la capacidad de escucha, de aceptación de críticas, en no tener miedo a cómo uno es, en ser capaz de admitir errores, en saber ver en qué es bueno cada uno de los que le rodean, en saber pedir ayuda... "Los resultados de este liderazgo maduro se suelen notar en el clima de trabajo y la motivación y eso, influye en los resultados", señala el profesor de Dirección de Recursos Humanos de Esade Ceferí Soler.

En el terreno de los problemas graves de salud, como en trastorno límite de personalidad (TLP), se le considera uno de los tratamientos más eficaces porque da herramientas a personas hipersensibles a toda clase de estímulos y muy impulsivos para darse cuenta de lo que les pasa, aceptar que uno es así y no regodearse en su rabia, en su malestar, en su sensación de vacío. El entrenamiento proporciona a los pacientes conciencia de lo que ocurre y cierta distancia de observación. "Es muy distinto pensar que eres horrible y gorda que darte cuenta de que te viene ese pensamiento y que es sólo eso, un pensamiento", explica la psicóloga Mónica Lavilla, experta en TLP. El aprendizaje de esa atención plena incluye observarse a sí mismo y al entorno tal cual, sin emitir juicios. Intenta proporcionar herramientas para entender lo que les pasa, aprender a no juzgar ni juzgarse (importante, porque muchos TLP sufren intenciones suicidas), pensar con calma para decidir qué hacer y domar así una impulsidad que trastoca profundamente sus vidas.

También se emplea ante el dolor crónico, cada vez más en los enfermos de cáncer. El entrenamiento en la atención ayuda a delimitar el dolor como tal sin que este lo ocupe todo. Tomar esa distancia sobre lo que a uno le pasa da también posibilidad de decidir qué puede hacer para modificar el momento, relajarse, dar una vuelta, distraerse...

En un terreno más leve, una de las mayores fuentes de sufrimiento psicológico actual es probablemente la falta de adaptación rápida a los cambios. Herederos de un modelo de sociedad con férreas estructuras (de pareja, de trabajo, de educación, de modelo social) lo más difícil es adaptarse a esos cambios a pesar de que la realidad en la que se está insertado es precisamente cambiante, y cada vez a mayor velocidad. "La discrepancia entre lo que se cree que debería ser y lo que es suele ser el problema principal", señala la psicóloga Isabel S. Larraburu. El tratamiento de ese sufrimiento pasa por ganar agilidad y flexibilidad frente a esos cambios y para eso también se usa la atención intensa. "Se trata de estar en el presente, percibirlo atentamente, notar cada cosa que nos rodea, identificar lo que nos pasa sin pretender reaccionar. Esa atención intensa permite mirar lo que pasa con cierto desdoblamiento, como desde fuera, proporciona buena información y nos hace más ágiles". Sin dejarse llevar por cuentos de hadas o por ideas de lo que debería ser, sino observando y adaptándose a la realidad tal cual es.

"Hay días que se lleva bien que te miren como un ser raro", explicaba recientemente en Barcelona el filósofo suizo Alexandre Jollien, que vive con una parálisis cerebral. "Y hay días que eso te hiere. Es algo a lo que te tienes que enfrentar cada día. Cuando aceptas que un día sí puedes afrontarlo y otros no resulta más fácil. Es la clave".

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