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Reconozco que no le hice demasiado caso a esa recomendación de no visionar el debate Rubalcaba-Rajoy pese a que yo lo difundí; no pude desprenderme finalmente de la tentación en hacerlo puesto que a pesar de todo, cualquiera de los dos podría gestionar unas coaliciones que les permitiesen gobernar, así pues asistí al mismo y pude comprobar como Rubalcaba arrinconaba a Rajoy que se deshacía por soslayar las respuestas que le formulaba el Sr. Rubalcaba, quien le leía el programa que el propio PP y con manifiesta doble intención en esconder su realidad futura, no quería responder por evidente; me he quedado con los deseos de que el Sr. Rajoy me aclarase las palabras que le apremiaba respuesta el Sr. Rubalcaba, más quiso la claridad del Sr. Rajoy quién prefería que todos los españoles creyésemos la ambigüedad de sus palabras, palabras que por otra parte se esfumaban como el viento, puesto que de una forma electoralista las escondía de toda la población trabajadora quién sufrirá las consecuencias, probablemente de unas revisiones a la baja de las pensiones, de unas condiciones más precarias, para los trabajadores y una educación que se verá potenciada hacia la privada y se desatenderá a la pública con lo cual sufriremos los de siempre en desventaja con quienes tienen más posibles.
En consecuencia creo que si es es Sr. Rajoy finalmente quien sale proclamado presidente por mayoría de votos, tiempo tendremos en arrepentirnos de las prestaciones sociales que evidentemente se verán rebajadas, peor educación para nuestros hijos y de las pensiones ni te digo, si incluyen esa privatización que enmascaran en su ambiguo programa electoral.
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