martes, noviembre 05, 2013
De aquí y de allá.
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Esa es la pregunta que nos hacemos al descubrir las argucias de unos señores que debieran exigir una mayor rectitud en el cumplimiento de las reglas bancarias y precisamente en estos momentos están, al parecer, al servicio de las entidades financieras privadas, basta para ello la lectura de este artículo periodístico realizado por el blog del rotativo Público ("La tramoya") publicado en el día de hoy, 4 de noviembre de 2013.
¿Que acaso la infanta Cristina no tiene las mismas obligaciones y derechos que yo?, pues quién es ella, no basta con pertenecer a la Casa Real si es que ella es española. Bastante daño le ha hecho ya al maltrecho prestigio de la Corona con una actuación punible realizada bajo el paragüas del Rey de España, toda vez que aún siendo la hija de este egregio sr., debiera tener las mismas obligaciones que cualquier otro españolito. Vamos, pienso yo.
Carta remitida por la Coordinadora Estatal de las Plataformas de la Dependencia a los candidatos a la presidencia del gobierno con la que todas las Plataformas nos sentimos identificadas plenamente y que en estos críticos momentos informamos a todos nuestros amigos y simpatizantes para que igualmente corroboren todo su contenido.
CUENTANOS
CASO
La historia de Mariano
Mariano tenía una sonrisa encantadora, ocho años de edad, y un importante trastorno de la personalidad y la atención que lo convertían en un chaval hiperactivo, incapaz de comunicarse de una forma normal, no hablaba, sólo emitía sonidos pero era receptivo al cariño.
Era uno más de los niños que estaban en el colegio de necesidades especiales donde yo trabajaba como enfermero. Este tipo de centros existen –muy pocos- para escolarizar a niños con problemas importantes, como el de Mariano, autistas, parálisis cerebrales, síndromes que yo ni siquiera sabía que existían, niños que de otra manera permanecerían en sus casas sin la posibilidad de ser tratados por maestros especializados, psicólogos, logopedas...
Mariano venía de una familia desestructurada por el abandono de la madre, con un padre que quería y cuidaba de Mariano y su hermano mayor pero que pasaba la mayor parte del tiempo trabajando para sacarlos adelante. Vino algunas veces al centro y tuve la oportunidad de contemplar como su padre sí podía comunicarse con Mariano y el gran amor que ambos se profesaban, con una especie de complicidad entre ellos que lograba extraer de Mariano las mejores sonrisas.
En el centro Mariano iba haciendo avances. Me gustaba saludarle todos los días y uno de los primeros lo que recibí por su parte fue un bofetón. Su tutor me explicó que la relación con las mujeres era difícil debido al abandono de la madre. Seguí saludándolo y curándolo en la enfermería de sus múltiples diabluras, en ocasiones lograba un beso, y de vez en cuando un bofetón.
Se acercaba el fin de curso y se hizo una gran fiesta para los niños. Al día siguiente una comida para los trabajadores, que éramos tantos como los niños. Esa mañana encontré al tutor de Mariano con cara de preocupación, le pregunté y me dijo que el padre de Mariano lo había abandonado cerca de una comisaría.
Su padre no lo abandonó por capricho, sencillamente no podía hacerse cargo de un chaval que necesita atención continuada, que no puedes dejar sólo en casa y que aún teniendo todo el tiempo del mundo te deja extenuado por la hiperactividad y las constantes trastadas.
Mariano fue abandonado por desesperación, porque el centro, como todos, cierra en verano, y su padre no podía trabajar y cuidar de dos hijos y además no contaba con ningún recurso para hacerlo. El recurso podía haber sido el dinero, que no llegaba para contratar a alguien durante el verano, o un centro que estuviese abierto en ese tiempo o una ley de dependencia que funcionase realmente.
Lo que nos preguntábamos en le colegio era si su padre sabía que iba a perder la patria potestad por el abandono. Mariano pasaría a una casa de acogida, y de una a otra, hasta cuándo, hasta dónde...
No hubo sonrisas en esa comida, la mayoría pensábamos en Mariano, el pelo revuelto y la cara sucia, y en qué iba a ser de él, ni siquiera si volvería al centro.
Nos faltaba una ley que cuidase de Mariano, sólo en verano...
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Esta carta el verdadera, para nada ha sido inventada, ha ocurrido en Castilla-La Mancha de donde la hemos puesto como un ejemplo de las que pudieran ser en vuestras participaciones, son la expresión de una persona involucrada en la educación de un niño, en este caso autista como bien podría ser cualquiera de vuestros casos, esperamos que aparezcan vuestros comentarios y que esta sección crezca con la exposición de vuestros casos. La publicación lo será completa, sin filtros, tal cual nos venga y ellas nos servirán para conocer nuestras peleas por la consecución de que un día, pronto, se aplique esta Ley que en estos momentos nos están boicoteando.
Estas son escenas que ocurren en la realidad, nadie se inventa estas historias de la mendicidad, los hay que son profesionales de los que huye la sociedad, pero este es un hecho fehaciente que se puede demostrar, lo mismo que muestra este artículo que ahora les vamos a enlazar, debieran ser los ayuntamientos quienes demostrasen preocupación por ellos, de ampararlas de verdad, que no se vean estas situaciones por las calles nunca más, que tengan asignaciones para poderles ayudar a gentes que la pobreza sitúa en la necesidad, de ser mejor tratadas y en manos de la autoridad, no todo ha de ser prevenciones si en estos momentos se dan estos casos de abandono que todos debemos lamentar.
LIBRES DE TODO MAL
Publicado por Teuladí en 05:52
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