Por Manuel Rodriguez.
Como ya anuncié en otro artículo introductorio sobre estas campañas goebbelianas, LA PROPAGANDA GOEBBELIANA DE LA JUNTA DE EXTREMADURA (INTRODUCCIÓN) reflejo mi versión, muy distinta de la oficialista; en este caso concerniente a los Servicios Sociales de mi localidad, amén de apéndices concernientes a grupúsculos y satélites relacionados con diversas instituciones regionales, como colaboradoras para hacer piña por un caso que hace aguas cínicamente por todos lados.
Algunos hechos “curiosos” y desgraciadamente enquistados y nada atípicos:
- Diciembre de 2006: Reunión con la entonces Concejala de mi ayuntamiento (Villafranca de los Barros) Ana Díaz Cadenas, para que se me informase sobre determinadas anómalas actuaciones de los Servicios Sociales de ese ayuntamiento. Entre los motivos de mi queja estaban la entrada en mi domicilio de dos personas enviadas por Servicios Sociales, disfrazando la situación de esa supuesta visita como si se debiese a una hipotética consulta sobre el padrón municipal, cuando el fin era intentar comprobar el estado ambiental de mi hogar. Con tan burda misión y ante la chabacana entrada de esas dos personas tuve que contarles la realidad de ese hogar en ese momento; el mío, a fin de que la dirigente de tal iniciativa Mortadelo-Filemónica entendiera que aún, a pesar de mis supuestos “desvaríos”, seguía siendo bastante más consecuente, ética y mentalmente que quien enviaba a estas dos “pajes”. Explicaciones que di para que entendieran y explicaran a su mandataria de que iba la verdadera puesta en escena; de paso una grave entrada a mi domicilio alegalmente, ya que como antes referenciaba, se me intentó engañar al expresarnos, la persona más cercana ideológicamente a quien la enviaba, que se trataba de una supuesta comprobación sobre el Padrón Municipal.
Además de dar las quejas por este, entiendo muy grave hecho, recordé a esa Concejala la actitud de la Asistenta Social que en su día tramitó la entrada a la guardería pública de mi localidad, de mi hijo pequeño por tratarse de un caso urgente, suprimiendo dicha urgencia en un informe remitido al Servicio de Guarderías Infantiles de Bienestar Social en Badajoz; hecho que me fue trasladado por una integrante de la Comisión de Guarderías infantiles de ese área , Mª Dolores Muñoz, al afirmarme que en el informe emitido por la asistenta social de base de mi ayuntamiento, la urgencia no se solicitaba en modo alguno, a pesar de los varios informes de especialistas médicos que así lo aconsejaban, por lo que el niño entro, pero ya en el siguiente curso, por el cauce normal.
La contestación a todo esto no se me dio. De hecho, tuve que recordar a esa Concejala casi tres semanas después que me había prometido contestación en unos pocos días. Resultado: Según esta representante local debió tratarse de un malentendido y todo quedaba en la palabra mía contra la de Servicios Sociales.
- Día 27 de julio de 2007: Reunión con la entonces Concejala de Bienestar Social de mi ayuntamiento, Fernanda Díaz Cadenas, hermana y sucesora en el cargo de la primera mencionada.
¿Motivo?: Quejas e información sobre las actuaciones dadas y emprendidas hacia mi persona por la asistenta social de ese ayuntamiento; entre ellas, el recordatorio de las actuaciones anteriormente referidas a su hermana y antecesora en el cargo, así como la apertura de expediente por parte de Igualdad y Empleo a primeros de julio de 2007, por posible desprotección hacia mis hijos, (a pesar de que en Marzo de ese 2007 soy yo quien expreso en un amplio escrito, acompañado de un extenso dossier, esa desprotección institucional: a Rodríguez Ibarra, Fernández Vara, Eva Mª Pérez y, cómo no, a Leonor Flores, entre otros personajes).
Tampoco se me trasladó información alguna a pesar del cargo ostentado por esta persona y como ciudadano, en teoría, de plenos derechos de mi localidad.
-Posteriormente, tras ir a recoger un informe pediátrico sobre la notable evolución de mi hijo y mejoría en todos los sentidos, prometido varios días atrás, la pediatra me indica que le habían dado orden de que no lo hiciese y que hablase con la Asistenta Social del ambulatorio. Tras intentar pedir explicaciones, comentar y exponer la grave situación que se estaba produciendo y ante la actitud prepotente de esa asistenta social, me dirijo de nuevo a la Pediatra con mi hijo, guardando cola como es norma.
Seguidamente, a los 20 minutos aproximadamente compruebo cómo aparecen y esperan a poder entrar en el despacho de la asistenta Social, las Concejalas de Bienestar Social, Fernanda Díaz Cadenas, y de Infancia y Familia, Ana Isabel Mayo Verjano; sin duda llamadas por la asistenta. Concejalas a las que no se les pudo esconder la cara de vergüenza y asombro al comprobar que yo seguía en las dependencias del Ambulatorio y ante mi comentario a las mismas de que era vergonzosa esa situación y que se había convertido en un problema político, ambas negaban la evidencia, agarrándose a la casuística de una visita sin concordancia con mi caso.
- Últimos de septiembre de 2007: Reunión con el alcalde de mi localidad: Ramón Ropero Manzano. Reitero lo dicho a estas hermanas y concejalas al máximo representante municipal, narrándole todos y cada uno de los hechos ya referenciados y algunos más, entre ellos la campaña orquestada de descrédito, rumores y bulos hacia mi persona. Expreso mis quejas hacia una persona concreta de Servicios Sociales y solicito información. Se me promete que seré informado adecuadamente en unos días, que se me piden para recabar datos.
Tras comprobar que pasa el tiempo y no se me ofrece ninguna información solicito a la hermana y secretaria del alcalde, Filomena Ropero Mancera, que recuerde a su hermano y alcalde que estoy a la espera de esa información prometida. Tras 12 visitas escalonadas y ninguneándome, hasta la fecha la información prometida y solicitada no ha sido dada.
Por esas fechas mi hija se había visto obligada a cambiar de colegio por la desidia, exclusión, burlas, dejadez y menosprecios reiterados, pasando del Colegio Santa Mª de la Coronada al Rodríguez Cruz. A medida que va pasando el tiempo la situación anterior comienza a repetirse en el nuevo centro, siendo nulas las respuestas de apoyo, inclusión y normalización hacia las necesidades de la niña, como incluso se me habían prometido por la Consejera de Educación, Eva Mª Pérez, y el Director General de Política Educativa, Gómez Valhondo, en mayo de 2007. Paralelamente determinados “compañeros” comienzan a vejar a mi hija, a burlarse de ella, excluirla, etc.
El día 30 de enero de 2008, me reúno con la entonces Directora General de Infancia y Familia, Nuria Sánchez Villa, y le expreso entre otras cuestiones, la mísera realidad en el entorno escolar de mi hija y la vergonzosa falsa denuncia por la que se me abrió en su día un expediente por posible desprotección hacia mis hijos; indicándome, incluso que habían observado indicios serios de irregularidades.
En febrero intento ponerme en contacto con la Consejera y/o el Director General de Política Educativa. Da la cara por ellos Ricardo Cabezas, asesor de Eva Mª Pérez.
Una vez más se me prometen resultados y hechos que finalmente no se ponen en práctica y nuevamente mienten a través de dos inspectoras de Educación: según me refieren, la anterior en la zona, Carmen Sánchez Sánchez, y la que la sustituye, una tal Celia, que en una reunión penosa se desentienden y finalmente en un escrito que me llega tergiversan a su antojo lo comentado en dicha reunión.
A partir de marzo de 2008 la situación llega a ser insostenible; Hago varios escritos denunciando y solicitando información, entre otr@s a la Consejera de Educación, Eva Mª Pérez, y a la de Igualdad y Empleo, Pilar Lucio. La situación, como refiero, es tan insostenible que mi hija comienza a salir del colegio con frecuentes crisis de ansiedad, llorando y en presencia de diversos “maestros”, incluidos el director del centro, Alonso Morán Calderón. El día 3 de abril, una vez más tras salir del colegio llorando y negándose a ir a clase acudimos a su pediatra, vía urgencia, donde la niña, como ya me había expresado a mí en otras ocasiones, comenta como puede, la situación en su entorno escolar, constatándose en parte de asistencia, deseos de morir de la niña. Por aquel entonces tiene 10 años.
La situación anterior sigue repitiéndose, por lo que comenzamos a frecuentar esas visitas a pediatría, vía urgencia, cuando la niña sale llorando e incluso con crisis de ansiedad, muy generalmente de la clase de Gimnasia. Ello da lugar a que pida a la pediatra que se implique en este sistemático proceso de acoso escolar consentido. La propia pediatra me confiesa que está bastante presionada, aunque finalmente traslada toda esta dinámica a Asistencia Social. De esa iniciativa finalmente hay una reunión de diversos personajes implicados: Educación, Asistenta Social del Ambulatorio, Asistenta Social del Ayuntamiento y Aprosuba. Se levanta acta de esa reunión, donde entre otras cosas se me desacredita y, como posteriormente me confirma la pediatra, ni siquiera a ella le trasladan lo que se habla y acuerda en dicha reunión. El resultado es que en fechas más tardes, y a consecuencia de una visita a Pediatría, irrumpe la Asistenta Social del Ambulatorio ya referida en varias ocasiones, Hueso Bueno, y al preguntarle que cómo es posible que no me informen como padre de la víctima de ese bullying consentido la respuesta cínica de ese personaje sea que no tiene porque informarme de nada; para luego en otras reuniones volver a intentar desacreditarme con que tengo una actitud muy agresiva, entre otras cosas.
Continuará…
Fuente: Vagabundo tras la libertad
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