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Resulta del todo punto grotesco que quienes piden que los sueldos en España sean disminuidos gocen de unos estratosfericos sueldos, es una exigencia que llama la atención por la falta de sensibilidad de quienes buscan para si todo aquello contrario a lo que nos que recomiendan, por otra parte, que sean rebajados, es algo indignante a la vez que poco ético y vergonzoso.
Resulta hasta obsceno que cuando se tiene un sueldo paupérrimo como el que disponemos se pretenda bajar los mismos un 10% de parte de unos abusones que aumentan desconsideradamente sus estipendios públicos.
Dicen de su profesión que es una cuestión vocacional y que viven por y para el pueblo, sin embargo su sueldo, o sueldos, suelen ser estratosféricos, y muchas veces inmerecidos, inmorales e injustificables.
Ser político, en un momento de parón y socavón económico como el vigente, es un chollo; máxime cuando blindan en el tiempo y ante cualquier temporal amenazante, sus emolumentos.
Si de verdad aman la política y buscan favorecer a sus conciudadanos, los cuales estamos pasando aguzadas calamidades últimamente y con nóminas ínfimas, caso de tener la dicha y ventura de trabajar… ¿Por qué no hace el propio Gobierno, y por ende toda la politiquería de este país, un esfuerzo solidario y colectivo y demuestran su buena fe y disposición, y la autenticidad de su discurso, rebajando su sueldo hasta el salario más común y corriente en los últimos tiempos que viene en torno a los 1000 euros mensuales?
¿Acaso ellos tienen poderes sobrehumanos que lleven a avalar tales retribuciones? ¿O un desgaste físico o intelectual mayor al resto de ciudadanos cuando estamos acostumbrados a ver en más de una ocasión el Parlamento semivacío por sus graciosas señorías?
Si están donde están porque quieren y les da la gana, que demuestren con hechos y con creces que no les mueve ningún interés pecuniario, sino las ansias de dar lo mejor y lo máximo de sí mismos por su país y su pueblo.
No queremos políticos pluriempleados mientras el paro entre los ciudadanos alcanza cifras dramáticas y desoladoras, ni cobrando sueldos desmesurados -y por varias vías- mientras la gente pierde su vivienda, no tiene que llevarse a la boca, enferman, enloquecen… No atisban el más minúsculo indicio de esperanza para el porvenir de sus hijos.
Queremos políticos de “la calle”, que nos miren, hablen y traten de tú a tú, que se mezclen co nosotros y se imbuyan de nuestras preocupaciones y problemas; los que ellos muchas veces originan y no son capaces de solventar a posteriori.
¡Fuera los políticos acomodados entre algodones, ajenos a la realidad circundante, y que en muchas ocasiones, amén de agarrar lo propio, afanan lo ajeno! Y “se van de rositas” ya que la Justicia la han fraguado y ahormado en base a su propio beneficio.
Que nos demuestren que les importamos, que nos somos números con los cuales cuadran su codicia y confort. Se avecina un “goteo” de elecciones; hagamos notar nuestro descontento y disconformidad no únicamente con motivo de las mismas, sino en el día a día, y con campañas como ésta por una equidad económica entre congéneres. Que con “nuestros votos no se pongan las botas”.
¡Firma y difunde esta petición para que se acaben los privilegios patrimoniales de unos cuantos en detrimento de la mayoría!
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