César Giménez
Los días 20 y 21 de mayo tuvo lugar en Zaragoza una Conferencia aneja a la mini cumbre europea sobre la inclusión de las personas con diversidad funcional en la Estrategia 2020 de los estados miembros de la Unión.
Tras caducar recientemente el Pacto de Lisboa, se imponía establecer el modo de actuar durante los próximos años. Antes de la reunión de ministros todos los que oliéramos a personas con diversidad funcional estábamos fuera de dicha estrategia. Tras ella, con nuestro talante por bandera y nuestra habilidad característica para negociar, las personas con diversidad funcional seguimos fuera de la estrategia que se desarrollará durante el próximo decenio.
No obstante, a petición belga y durante su presidencia de turno tras la española, se comenzará a entregar un 'caramelo' a la ciudad más accesible del continente. Al mismo tiempo, España ha logrado que se siga impulsando la ratificación de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad por parte de quienes todavía no lo han hecho (tras 3 años y medio aún hay quien no ha tenido tiempo suficiente para firmarla con un garabato). En este sentido, hay que aplaudir (o abuchear) la inoperante capacidad de gestión española, y con ella el liderazgo ejemplarizante de los países europeos.
En esta dirección, el Foro Europeo de la Discapacidad (EDF, en sus siglas inglesas), que reproduce datos de Eurostat, confirma la existencia de 65 millones de personas con diversidad funcional en la Unión Europea, importante cifra que crecerá vertiginosamente al ritmo que envejezcamos y la medicina haga nuevos descubrimientos que redunden en un descenso dramático en las tasas de mortalidad prematura (por natalidad, accidente, enfermedad...) Con el consiguiente aumento de nuestra esperanza de vida.
La macro organización macro subvencionada por la propia Unión Europea señala además que mientras un 18% de habitantes europeos cursan estudios universitarios, sólo el 9% de personas con diversidad funcional llega a este nivel: la criba ya se empieza a realizar en los cruciales años de enseñanza obligatoria (infantil, primaria y secundaria) que sigue siendo segregadora, hostil e irreparable. Por otro lado destaca que si el 69% de ciudadanos europeos en edad laboral tiene empleo, el 29% de subciudadanos con diversidad funcional tiene lo que supone un auténtico privilegio que otorga cierta independencia económica. Prosigue esta entidad casi oficial en que el 62% de europeos con menos recursos económicos somos los discriminados por nuestra diversidad funcional, concluye mencionando la desoladora injusticia que soportamos al dar y recibir información por organismos públicos, un 95% de cuyos sitios web no cumple los requisitos exigibles de accesibilidad.
Desoladora situación a la que se 'enfrentan' nuestros gobernantes con el típico recurso de 'mirar hacia otro lado'. EDF finaliza expresando su consternación y preocupación por la ausencia de medidas para paliar la situación, utilizando como parapeto la crisis económica y política para 'reducir sus ingresos, beneficios, y oportunidades de apoyo y fomento de empleo'.
Muy mal ha tenido que ver el panorama EDF para dar este toque de atención a quienes les alimentan a base de subvenciones y ayudas. Quizás por ello volvieron de inmediato a su redil, en esta ocasión el concesionario maño y, de la mano de cargos europeos y españoles, nos intentaron vender la tétrica moto de los tremendos avances de la diversidad funcional en nuestro continente.
Fuente: YMálaga
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