Por Mª Ángeles Sierra.
Hablar del Grupo Alegría en Valladolid, puede significar, ignorancia, desinformación, desprecio, asociacionismo de base, activismo real, embargo emocional, impotencia, tesón, ilusión, indiferencia, fobias, filias, despertar de ampollas políticas, asociativas, administrativas e incluso mediáticas.
El Grupo Alegría representa la cara del silencio y de la ocultación de la suma de un conjunto de dramas familiares e individuales que apenas nadie, salvo su presidenta y pocos más se atreven a afrontar de forma justa, solidaria y ecuánime, sin traspasar con ello, el habitual hipócrita barniz inútil, estéril e innecesario populista de una élite política, asociativa y administrativa que ya va siendo hora que comience a desenmascararse.
20 años de recorrido haciéndose cargo y de forma prácticamente anónima le ha llevado a su presidenta, Charo Zarzuela, para ser voz y devolver la actividad, la ilusión, las ganas de vivir de un grupo social marginado entre los marginados compuesto por jóvenes, hombres y mujeres con diversidad funcional intelectual, mental y física procedentes de núcleos de familias desestructuradas, en el umbral de la pobreza o pobres de solemnidad, de los que hasta que ella no llegó procedente de Andalucía, nada ni nadie en Valladolid, quiso ni supo hacer nada.
Quienes la conocemos sabemos que hay pocos corazones tan fuertes, tan resistentes, tan tenaces y tan solidarios como desde hace tiempo lo ha sido y lo sigue siendo el corazón de Charo, que lejos de presumir de nada y mucho menos de la comprensión de los consabidos protocolos y burocracias, se sabe orgullosa de haber llevado la paz, además del pan y la ilusión a muchas familias vallisoletanas irónicamente olvidadas por todos los políticos y movimientos a los que ella supo llegar ,-no sin extrema paciencia-, quizás para la propia desazón de éstos.
Destapó y dio cobertura a unas realidades sociales de las que nadie quería saber y cuyos protagonistas no podían, ni sabían defenderse, con el único recurso de su tesón, su convicción por la justicia social y su plena entrega, dejando con ello y sin palabras más que en evidencia a nuestros garantistas chamanes de la política multicolor de mercadeo partidista, asociativo, interesado y partidario que en el mercado de lo hipócrita y político que nos rodea, habitualmente podemos encontrarnos.
No la han faltado por parte de esos mismos hipócritas, maledicencias imposibles de demostrar porque no existen, sobre todo porque de donde no hay no se puede sacar y tal vez por ese interminable afán de verla rendirse, sin que hasta ahora nada ni nadie lo hayan podido conseguir ¿Por qué? Porque en definitiva evidencia la encarnación de la conciencia de los sin conciencia a quienes en lo más profundo el saberse caídos tan bajo, posiblemente les pudre.
Ante la imposibilidad de su rendición en el tiempo y del acompañamiento siempre leal de muchos que le deben la esperanza que aun respiran porque estaban prácticamente asfixiados cuando ella tocó sus vidas y no sin muchos sibilinos y silenciosos intentos de destrucción el Ayuntamiento de Valladolid decide otorgarles la concesión de la parte del edificio del colegio Álvarez Chacón situado en la Plaza de Carmen Ferreira de Valladolid en el conocido Barrio de S. Pedro Regalado uno de los más antiguos de la ciudad junto con el vecino Barrio España donde se concentran gran parte de las situaciones más escabrosas de marginalidad y despreció social que ella ha venido atendiendo.
Pero hete aquí que nuestra Corporación Municipal parece no haber reparado en el hecho de que la instalación de acceso en el edificio de su propiedad, presenta una interminable y prolongada escalera de cuya practicabilidad y accesibilidad no quiere hacerse cargo, como tampoco parece quererse hacer cargo la propia Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León porque parece ser que están dispuestos a darles todo menos la oportunidad de la igualdad con la que se están rotulando.
Los mismos que se adhirieron a la convención internacional de derechos humanos de las personas con diversidad funcional, ya se han olvidado de lo que ratificaron y les emplazan a conseguir el dinero para la adaptación y la apertura de sus propias instalaciones públicas en un plazo de dos años y de antemano les dicen que no se rascaran el bolso, cuando es sabido de todos los ciudadanos que bien apresurados se lo rascan para aquellos grupos asociativos que día y noche les están maquillando sus maniobras políticas y que por otra parte ante esta situación miran para otro lado y guardan silencio .
¿Qué oscuros intereses esconden esta maniobra interesada, donde lo que les dan les deniegan porque no están dispuestos a poner económicamente nada, cuando son conocedores de su precariedad e insolvencia económica?
¿Por qué Cesar Antón, Consejero de Familia e Igualdad de Oportunidades, en la misma tarde en que escribo este artículo (12-6-2010) y que Charo, sola con su grupo, al casualmente encontrárselos protestando en medio de la calle Santiago, lejos de acercarse como cuando acostumbra a hacerse la consabida fotografía mediática, saludó en la lejanía ruborizado mientras Charo le llamaba y se alejaba en actitud gallinácea?
Charo y los jóvenes que componen el Grupo Alegría con ella, se han lanzado a la calle a informar y protestar porque el ahogo al que les han sometido es a todas luces insoportable e insostenible.
Mientras tanto, el colectivo de personas con discapacidad con sus grandes ONGs a la cabeza, omite, se desmarca y silencia, El Partido Socialista como grupo de oposición tanto en la ciudad como en la Comunidad Autónoma, conocedor de estos hechos, no parece demasiado interesado en que el Ejecutivo de cumplimiento a su propia legislación y activar sus garantías y el partido Popular que es quien lleva la ya infumable y totalitarista regencia, incumple, sentencia, condena y sacrifica cuanto molesta a su paso.
Algo negro se cuece debajo, o son todos muy ineptos, por el contrario. Lo descubriremos en función de si frente a su legítima lucha y protesta ya emprendida, se atreven o no a remediarlo.
Jornada de denuncia del Grupo Alegría el sábado 12 en la calle Santiago de Valladolid por la eliminación des barreras arquitectónicas de un local que el ayuntamiento ha cedido para las actividades de este grupo con personas con discapacidad.
Vergonzante postura institucional, política y asociativa por acción u omisión con que se están encontrando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario