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Si nos parásemos a pensar, cosa que nos sería de gran provecho hacerlo, podríamos comprobar las dificultades que nos ha logrado ofrecer aquel partido que nos prometía primeramente lo que ahora nos niega descaradamente.
Quieren borrar del pensamiento de todo español el grado de corrupción existente ya no solamente en el Paìs Valencià, en donde sus cotas han alcanzado la cima de lo nunca deseable. Ese es el favor con el que Mariano Rajoy devuelve a los sinvergüenzas que propiciaron su elección. Su mediocridad resulta tan notoria como que jamás con el lograremos la estabilidad necesaria.
Nos están esquilmando el país con todas sus acciones desprovistas del más mínimo respeto por el ciudadano.
Ahora solamente les faltaba el esperado balón de oxigeno que los sorteos de la Lotería de Navidad les ha proporcionado. Aprovecharán la euforia temporal que da su resultado para hacernos olvidar que la Educación, la Sanidad, la Justicia que brilla por su ausencia, la impresentable solución con la que pretende solucionar el problema originado a todos los dependientes, negociando una salida que parece copiada de los farmacéuticos, está hecha unos zorros.
Dense cuenta amigos lectores, que el problema persistirá mientras que estos ineptos que así han logrado situarnos con total desprecio y en beneficio de las grandes fortunas, la banca, el clero (donde está en favor de los más necesitados) y la oligarquía española, sigan con sus voraces tijeras recortándonos nuestros escuálidos recursos que nos han dejado.
Todo, como siempre ha sido en el PP, se trata de una grosera cortina de humo.
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