La trepidante aventura de Max Costa y Mecha Inzunza les lleva a recorrer tres escenarios distintos del convulso siglo XX: pasarán en 1928 por Buenos Aires gracias a una extraña apuesta entre dos músicos, en Niza se verán envueltos en medio de una trama de espionaje durante los años de la Guerra Civil española y los primeros vientos de la segunda Guerra Mundial, para terminar en Sorrento, en los años sesenta, embarcados en una inquietante partida de ajedrez. El tango de la Guardia Vieja narra con pulso admirable una turbia y apasionada historia de amor, traiciones e intrigas, que se prolonga durante cuatro décadas a través de un siglo convulso y fascinante, bajo la luz crepuscular de una época que se extingue. Un libro que apasionará a los lectores habituales de Pérez-Reverte, pero que también atraerá a un nuevo público que gusta del espionaje y la estrategia, y sabrá apreciar esta particular historia de amor. CITAS DEL LIBRO: "Una pareja de jóvenes apuestos, acuciados por pasiones urgentes como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no escrito, en el salón silencioso y desierto de un transatlántico que navega en la noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la rúbrica de un mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse para siempre." Él: Max Costa "Mantuvo siempre el compás impecable en una pista, las manos serenas y ágiles fuera de ella, y en los labios la frase apropiada, la réplica oportuna, brillante. Eso lo hacía simpático a los hombres y admirado por las mujeres. En aquel entonces, además de los bailes de salón que le servían para ganarse la vida, dominaba como nadie el arte de crear fuegos artificiales con las palabras y dibujar melancólicos paisajes con los silencios." Ella: Mecha Inzunza "Parecía salir de las páginas selectas de una revista ilustrada: lucía collar largo de perlas y pendientes a juego. Esbelta, tranquila, caminando firme sobre tacones altos en el suave balanceo de la nave, su cuerpo imprimía líneas rectas y prolongadas, casi interminables, a un vestido verde jade largo y ligero, que desnudaba sus brazos, hombros y espalda hasta la cintura." "Se desafiaron Mecha y él con la mirada. Qué diablos pretendes, era la pregunta silenciosa del bailarín mundano. El desdén de ella bastó como respuesta. Puedes jugar, decía el gesto. Pedir más cartas o retirarte. Dependerá de tu curiosidad o tu coraje. Y ya conoces el premio." "Un tango no se compone únicamente con música, amigo mío. El comportamiento humano también cuenta. Prepara el camino."
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