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Si no salvo mis ideales, no me salvo a mi.







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lunes, junio 22, 2009

¡A otro perro con ese hueso!

 

Fumar es beneficioso para el bienestar.

El 80% del precio del tabaco son impuestos, igual que el 60% de la gasolina; el Gobierno ha decidido que fumadores y conductores alivien el desplome de los ingresos del Estado

Hace unos días, después de subir los impuestos del tabaco y los carburantes, el presidente del Gobierno defendió que incrementar la presión fiscal sobre los fumadores no es tanto una medida recaudatoria como «de lucha contra el tabaquismo y en favor de la salud»; al igual que al gravar los carburantes «se busca también el ahorro energético». Sin embargo, si los deseos de José Luis Rodríguez Zapatero se hiciesen realidad y todos los españoles dejasen de fumar mañana, el Estado tendría un problema (más). De manera similar, si los conductores optasen, todos a una, por aparcar el coche y buscar un transporte alternativo, el medio ambiente se lo agradecería, pero la recaudación de Hacienda se quedaría temblando. No en vano, el año pasado las cuentas públicas recibieron más de 9.000 millones de euros gracias a los fumadores y en torno a 25.000 millones de parte de los conductores (tasas de matriculación y circulación incluidas).

Los impuestos especiales que se aplican a productos como el tabaco, los combustibles y las bebidas alcohólicas son una parte fundamental de la cesta de ingresos públicos y contribuyen a financiar el estado del bienestar -la sanidad, la educación y los servicios sociales-, así como el resto de la maquinaria del Estado. Las arcas públicas se hallan maltrechas tras correr con gastos como el cheque de 400 euros, el plan de rebaje de todas las aceras de España, o las ayudas a la banca. La vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, afirmó esta semana que la subida de estos dos impuestos permitirá destinar 400 millones más a la Ley de Dependencia.

Hacia la armonización

De cada diez euros que se deja el fumador en el estanco, ocho van a parar a las arcas públicas. De manera similar, seis de cada diez euros gastados en llenar el depósito de gasolina son impuestos (cinco en el caso del gasóleo). Hasta el pasado mes de abril, los ingresos totales del Estado por la vía de los impuestos se redujeron el 11,5%. La caída en la recaudación de los impuestos especiales, sin embargo, fue del 3,5%. Según la vicepresidenta económica, la subida que ha entrado en vigor esta semana incrementará la recaudación en unos 2.300 euros. Elena Salgado hace sus cálculos dando por sentado que el aumento de la presión fiscal no retraerá el consumo.

Los impuestos especiales se pagan cuando se compran determinados bienes y servicios y son un gravamen a mayores del IVA. Son impuestos armonizados a nivel europeo y están regulados por distintas directivas comunitarias. Los impuestos sobre el alcohol, cerveza, hidrocarburos y labores del tabaco deberán estar equiparados en todos los estados miembros en el año 2012. Al libre albedrío de los países quedarán el impuesto sobre la electricidad y el de determinados medios de transporte.

En el caso del tabaco, cada cajetilla está gravada con un impuesto proporcional del 57% y otro específico del 6,66%. El Impuesto sobre el Valor Añadido es del 16% para todos los productos de consumo general. El estanquero, el distribuidor y la tabaquera se reparten el restante 20,34% del precio, unos sesenta céntimos en el caso de una marca que cueste tres euros en la expendeduría. Ducados, Nobel y Marlboro subieron 35 céntimos el pasado martes.

Los puros y puritos soportan, de manera general, un impuesto especial del 14,5%; mientras que la última subida impositiva se ha ensañado de manera particular con el tabaco de liar. Salgado se ha percatado del aumento de ventas de la picadura y se ha propuesto frenarlo. En los últimos doce meses, esta variedad ha duplicado su volumen con creces y ya representa más del 6% de todo el tabaco vendido en España. Por contra, según datos de la Comisión del Mercado de Tabacos, las ventas de cigarrillos cerraron el primer cuatrimestre el 9,2% por debajo de los registros del 2008.

Desde esta semana, los pitillos de fabricación manual tienen un impuesto específico mínimo de 2,5 euros por cada petaca de 50 gramos. La conclusión es que el precio de venta en el estanco se ha disparado por encima del 75%.

El pro del medio ambiente

Los carburantes cargan con tres tipos de impuestos: el especial, el IVA y el correspondiente a las ventas minoristas. Sumados representan el 60,2% en el caso de la gasolina sin plomo de 95 octanos y el 50,5% en el del gasóleo A, que soporta un impuesto especial diez puntos porcentuales menor que el de la gasolina. La recaudación por el Impuesto de Hidrocarburos registró en el 2008 la primera caída desde 1997.

Según el Gobierno, «para proteger el medio ambiente parece aconsejable subir los tipos impositivos de los hidrocarburos que emiten más gases de efecto invernadero». La subida decretada esta semana -del 10,4% en el caso del gravamen del gasóleo y del 7,2% en el de la gasolina- supone unos 2,90 céntimos por litro de carburante, que sumados al impacto sobre el IVA se convertirán en unos 3,36 céntimos.

Con el actual repunte del barril de petróleo, el litro de gasóleo se vende estos días a una media de 0,951 euros y el de la gasolina a 1,075 euros, lo que supone subidas del 5,2% y el 4,8%. Así, llenar el depósito de un turismo diésel con capacidad para 50 litros cuesta 47,55 euros, 2,35 más que hace una semana. La gasolina se ha encarecido 2,50 euros y cuesta 53,75.

Gasóleos, gasolinas y querosenos están, además, gravados con el llamado 'céntimo sanitario', un impuesto aplicado por las comunidades de Madrid, Cataluña, Valenciana, Castilla-La Mancha, Galicia y Asturias. Se trata de una cantidad variable, entre 1 y 2,4 céntimos por litro, que estas autonomías destinan a pagar los desbordados gastos en sanidad pública.

El 40% de los ingresos procedentes de los impuestos especiales son transferidos desde el Ministerio de Hacienda a las comunidades autónomas, al igual que el 35% de la recaudación del IVA. Para el nuevo modelo de financiación autonómica se baraja elevar el primero de los porcentajes hasta el 58% y el segundo, hasta el 50%.

 

Fuente: Norte Castilla

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