Hay gente que nunca debería morirse, porque aportan tanto a este mundo que su pérdida es irremplazable. Manuel Lobato era una de esas personas.
No hace ni 12 horas, Manuel, que te has ido. La carretera, la jodida carretera. Aún estamos asimilando la noticia, porque cuesta de creer.
Fuiste mi jefe y un amigo, un activista que me enseñó las entrañas de este importantísimo movimiento de derechos civiles que lucha por la vida independiente de las personas con diversidad funcional (término que acuñaste con Javier Romanach). Tuve la suerte de currar a tu lado, viéndonos día a día por Skype, y de compartir momentos fabulosos cuando podíamos coincidir físicamente- las buenas risas que nos hemos echado al hombro. Eras un tsunami de vitalidad, Manuel. Y no puedo creer que ya no estés.
Imagino que estará corriendo como pólvora la noticia de tu pérdida por toda Europa, donde eras reconocido por tu labor como activista. Imagino a toda la gente que te quiere tratando de asimilar cómo, por qué. Un fuerte abrazo a todos ellos, sobre todo a tu familia.
Poco más se puede decir ahora. Tu legado debe seguir vivo, es fundamental que así sea. Porque has hecho una labor fundamental para que las personas con diversidad funcional puedan vivir con dignidad, independencia y libertad.
Tú eras sinónimo de libertad, con tu coleta, tu barba sin rasurar y tu paquete de cigarros en el bolsillo, siempre peleando. No había dios que te hiciera callar, ni dinero que te comprara. Eras un Activista, en mayúsculas. Y jamás podré agradecerte todo lo que me enseñaste. Recuerdo una reunión en Valencia, cómo te comiste con papas a unos directivos que pensaban despacharte con dos palmaditas. Estuve a punto de aplaudirte en plena reunión! Cómo nos reímos después…
Me jode mucho, porque desde la última vez que hablamos llevaba tiempo pensando en llamarte. Pero esta vida nos lleva, con su ritmo frenético.
Muchas gracias, maestro. Hoy se ha ido uno de los activistas de derechos civiles más importantes que ha parido este país. Algún día, Manuel, los libros te pondrán en el sitio que mereces. Tú has hecho más digno este país, has hecho más grande la democracia. Jamás te olvidaré, compañero.
Quiero recordarte con tu risa atronadora, tus chistes, tu energía, tu coraje, tu solidaridad, tu carácter ácrata e indomable. Y que me contagien para seguir soñando con otro mundo más justo.Porque no sobra la gente como tú, Manuel.
Hoy ha muerto tu cuerpo, tu nombre y tu legado seguirán siempre vivo. Gracias por todo lo que nos has dado.
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