Traemos aquí una entrevista realizada a nuestro compañero Manuel Lobato, que dice desde la sencillez, que es como se dicen las cosas grandes, mucho de su gran lucha por nuestra igualdad, acompañada de una fotografía de un encuentro celebrado en Alicante, en la que el compañero Enrique y él esperaban nuestra llegada desde Valencia como agua de mayo, tras el retraso que tuvo el autobús, una vez más por problemas técnicos en sus dispositivos de accesibilidad.
Un momento inolvidable en el que mientras Manolo nos saludaba alegremente, Enrique aprovechaba felizmente como suele hacerlo para inmortalizar fotograficamente tan bonito momento, recogido a su paso por David.
MANUEL LOBATO
Cádiz
El gaditano Manuel Lobato camina en una silla de ruedas a causa de una
discapacidad provocada por una poliomielitis de infancia. Tras una juventud llena de «rechazos», de «trabajar y demostrar el doble» y de sentir que él «era el problema», hace 20 años (ahora tiene 47) la percepción de su discapacidad cambió. «Me di cuenta de que la sociedad me negaba mis derechos, me trataba como un ciudadano de segunda y no era capaz de aceptarme como lo que soy», señala el gaditano.
Desde entonces, Manuel es un «activista» de la autonomía de los discapacitados y hace unos años se unió al Foro de Vida Independiente. En su opinión, «el modelo rehabilitador, que me niega la existencia como lo que soy, y busca que camine, oiga y vea, no tiene sentido. Cada vez hay más personas con diversidad funcional (discapacidad) que tienen que tener la libertad de opción, de vivir donde yo quiera y que nadie tome el control de su vida».
Manuel repite una y otra vez la palabra «dignidad» y considera que «la falta de dignidad» ha hecho que muchos discapacitados se autolimiten. «Buena parte del problema está en nosotros. Antes, si me planteaban un viaje, me lo negaba a mí mismo. Me decía ¿dónde voy a ir yo así? Ahora, en cambio, puedo contar que he viajado por todo el mundo. Es un cambio de actitud».
Está casado y con hijos. «Yo no necesito que me cuiden -añade-, sé cuidarme solo.
Lo que no puedo hacer es hacer actividades básicas como levantarme y tengo un asistente que lo hace. Mi mujer me ayuda de forma puntual. Ella es mi compañera y la madre de mis hijos. No tiene la obligación de cuidar de mí».
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