El PSOE sale en tromba a criticar a Camps por
faltar a la verdad
EL PAÍS - Valencia - 10/08/2009
Mentiroso. Así ven a Francisco Camps, presidente de la Generalitat, tres mujeres dirigentes del PSOE. La más contundente, sin duda, Leire Pajín, secretaria de Organización federal del PSOE. Pero no fue la única. También señalaron con el dedo al presidente del Consell la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, y la secretaria de Organización del PSPV, Elena Martín. La tibia respuesta del PP también llegó de una mujer. La diputada autonómica Asunción Quinzá.
EDITORIAL
O pruebas o dimisión
Los líderes del PP deben sustentar sus gravísimas acusaciones o abandonar la política
El PP prende la mecha de la crispación
Las acusaciones sin pruebas de Cospedal contra el Gobierno por espionaje irritan a Zapatero, ponen en tensión al PSOE y amenazan con una quiebra institucional.
Una 'absolución' envenenada
El PP baraja que Camps no se presente a la reelección si el Supremo le encausa y salen a la luz nuevas pruebas que impliquen a miembros de su partido.
Los escándalos que afectan al PP
Los detenidos dicen que el Palma Arena se
hizo con prisas
Justifican el sobrecoste de la obra por las "deficiencias" del proyecto.
Apuntes peripatéticos
Traje y trato hecho
Ian Gibson
09 Ago 2009
No he mencionado nunca a mi padre en estos apuntes, pero el asunto de Camps, y, en general, el pegajoso marasmo de corrupción en que está hundido el Partido Popular, me lo ha traído hoy a la memoria, como un “retorno de lo vivo lejano” al estilo de Alberti. Protestante convencido, de profesión empresario, el autor de mis días creía que en la vida y en el trabajo lo fundamental es la ética. Mentir, engañar, aceptar un soborno… eran procederes nocivos y no quería saber nada de ellos. ¡Dios y la honradez sobre todo!
Había en Dublín otro empresario, mucho más conocido que mi padre, cuya manera de actuar le parecía nefasta. Cuando quería atrapar aquel individuo a un cliente importante, ¿sabía yo lo que hacía? Pues entre otras cosas ofrecerle un buen traje a medida. Iba con la víctima por Grafton Street –entonces la calle más chic de la capital–, “recordaba” de repente que tenía que entrar un momento en una sastrería donde le preparaban algo y, mientras le comentaban allí cualquier detalle al respecto, le deslizaba al oído de la víctima su canto de sirena: “Oiga, ahora que estamos aquí, ¿por qué no se hace un traje como el mío? Este sastre es un fenómeno, venga, se lo regalo encantado…” Y el sastre empezaba a medir. Si caía el incauto en la trampa, trato hecho.
Trato hecho y, luego, muy complicada la salida del enredo. Mi padre lo tenía claro: mucho mejor decir que no desde el primer momento, por violento que fuera. Algo que resulta dificilísimo, como estamos viendo, para no pocos políticos.
Cuando el PP abandone el terreno de la corrupción y se dedique a gobernar allá donde pueda, sin engaños, sin chanchullos, de manera creíble y al estilo de Manuel Pimentel, que no de Naseiro, Zaplana, Camps, Trillo y otras prendas de abrigo, será momento para reflexionar, supuesto que en estos momentos lo único que nos cabe es sentir vergüenza ajena ante tanta miseria y podredumbre
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