Sociedad
María Paz Montserrat Blasco pertenece al equipo de natación CAI de deporte adaptado. QUICO GIMENO
L. COTERA. Zaragoza
Todavía hay quien hace negocio con la discapacidad. O al menos eso piensa María Paz Montserrat Blasco, una medallista paralímpica zaragozana que, hasta hoy al mediodía, no tendrá la seguridad de que una compañía aérea le deja volver a la Península desde Canarias sin pagar un 'plus' de casi 600 euros.
María Paz lleva años viajando en avión, ya que las competiciones y su vida personal así se lo exigen. Tiene 52 años y debido a una movilidad reducida que le impide doblar sus rodillas se desplaza en silla de ruedas. Pero hasta ahora nunca había tenido problemas en trayectos aéreos.
"Lo que ha pasado me ha cogido por sorpresa y me parece una discriminación en toda regla", comenta María Paz. Todo comenzó el pasado 11 de agosto. Entonces, llegó al aeropuerto de Barajas para coger un vuelo a las Islas Canarias. Asegura que el personal de Aena le atendió muy bien y sin problemas, como siempre. En su billete figuraba que iba en silla de ruedas y tenía movilidad reducida, ya que lo advirtió al comprarlo.
Sin embargo, y como publicó 'El Periódico de Aragón', al llegar al avión informaron a María Paz de que no podía volar. Al parecer, el personal de Spanair -la compañía que gestiona el vuelo de la medallista- le comentó que necesitaba "un tipo de asiento que en ese momento no se le podía brindar". No obstante, al final le hicieron un hueco en el asiento de una azafata y María Paz pudo hacer el viaje. Para entonces, la deportista había sufrido ya una crisis de ansiedad.
Al aterrizar, el personal de la compañía le advirtió de que, para evitar problemas a la vuelta (programada para hoy a las 15.00), debía pasar por el mostrador de Spanair a comentar su situación.
María Paz así lo hizo y fue entonces cuando se llevó una desagradable sorpresa. Le exigían lo que para ella es "una burda forma de sacar dinero". Su hermana explica que les ofrecieron dos opciones para volar a la vuelta. "O pagar un billete en primera o dos asientos, ya que uno de ellos sería para apoyar las piernas. Además, nos dijeron que debíamos abonar una tasa de 587 euros para garantizarnos el viaje de regreso, que hay que sumar a los 204 que ya habíamos pagado por el billete en clase turista", aseguró ayer Ana, la hermana de la afectada.
Desde entonces, han puesto el caso en conocimiento de Aviación Civil y Aena, que les dan la razón, ya que ella siguió el protocolo y avisó con antelación de cuál era su situación. También han acudido al Defensor del Pueblo y al Justicia de Aragón.
"Yo lo que quiero evitar es que le pase a otra persona. Me ha sucedido a mí y puede sucederle a otro, y esto no se puede tolerar", insiste esta deportista que es ante todo una luchadora que puede presumir de ostentar el récord nacional de espalda en su categoría.
Por su parte, FAMMA (Federación de personas con discapacidad física y orgánica de la Comunidad de Madrid) ha denunciado lo sucedido y lo ha tildado de discriminación. Insisten en que, si ella avisó de su situación, deberían darle un trato normal, brindándole el mejor asiento para su problema y, en todo caso, ofreciéndole la posibilidad de viajar en primera clase solo si no hubiese hueco en turista. Consideran la tasa extra de casi 600 euros un abuso.
Spanair le permitirá volar
La compañía informó ayer que María Paz volará hoy sin problemas a Madrid, con su billete en clase turista y sin pagar pluses. No obstante, en declaraciones a Colpisa, la aerolínea ha explicado que nunca exigió el pago de dos billetes a la afectada. Javier Ortega Figueiral, subdirector de relaciones institucionales de la compañía, aseguró "no tener noticia de que a esta pasajera se la haya demandado el pago de un segundo billete". "Viaja con un billete de ida y vuelta adquirido a través de una agencia; volará este jueves a la Península y lo hará con ese billete" añadió.
"Sabemos que esta pasajera se traslada en silla de ruedas, que tiene movilidad reducida y que, según nuestros datos, no tiene ningún problema para ocupar una sola plaza", agregó.
Aunque admitió que existe una regulación por la que podrían exigir el pago de un segundo billete, reiteró que "no sucederá así". "Hay otros casos -gran obesidad, por ejemplo- en los que el pasajero tiene necesidad de ocupar dos asientos, y, si se cumpliera a rajatabla la normativa, tendría que abonar los dos asientos. Pero la realidad es otra, y por lo común las compañías tratamos de buscar las soluciones más favorables para el pasajero sin comprometer la seguridad y acomodarlo en uno libre y sin ningún recargo", explicó.
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