Estamos viviendo en el Imperio de los chorizos. Chorizos por el Norte, chorizos por el Sur, chorizos por el centro, chorizos en los sillones de las diputaciones provinciales, chorizos en los sillones de las tres capitales y algunas otras grandes ciudades, chorizos al frente de la TVV, chorizos al frente de las empresas públicas de la Generalitat, chorizos en un montón de alcaldías, chorizos en los cuadros de mando, chorizos de portavoces, chorizos al mando de las Corts, chorizos en el Palau... Por todas partes chorizos. Y cada chorizo lleva su etiqueta: una gaviota con el pico abierto, dispuesta a tragarse todo lo que se mueva alrededor. Pero no puede evitarlo,lo suyo es la basura y allí se ceba día y noche. Los chorizos a lo suyo, a choricear; la gaviota a lo suyo, la basura y los desperdicios. Chorizos y más chorizos. Suben por las escalinatas de mármol de los palacios de justicia y se apoderan de los sillones de las magistraturas. Bajan a los sótanos de los obispados y practican el aborto genérico de la libertad y la dignidad humana. Entran en los hemiciclos de las cámaras legislativas y tergiversan todas las leyes y todos los principios. Escalan las torres del capital y corrompen a sus habitantes. Chorizos presidentes, chorizos Consejeros, chorizos directores generales, chorizos vicesecretarios, chorizos asesores, chorizos jefes de gabinete,chorizos subdirectores, chorizos ex lo que sea, chorizos y más chorizos...
Esos chorizos se visten a medida con trajes pagados por otros. Esos chorizos se reparten cada noche el botín del choriceo diario. Esos chorizos son amigos de los que roban, de los que timan, de los que mienten, de los que corrompen. Esos chorizos tienen hijos a los cuales les enseñan a ser chorizos como ellos. Esos chorizos simulan rezar al Dios único mientras su pensamiento sobrevuela fincas urbanizables, urbanizaciones de chalets, bancos, paraísos fiscales, orgías multitudinarias, pelotazos suculentos. Esos chorizos mienten más que hablan y su nariz es más larga que ellos mismos. Esos chorizos gobiernan instituciones antes dignas. Esos chorizos destruyen cuanto tocan con sus garras putrefactas. Esos chorizos no se inmutan ni ante la mismísima ira de Dios, en el que no creen pero al que utilizan para manipular al pueblo que domeñan. Esos chorizos suben a la palestra parlamentaria y no dejan de mentir ni un segundo durante horas y horas. Esos chorizos se constituyen en sociedades secretas para apoyarse y defenderse contra quienes pretenden hacerles pagar sus choriceos. Esos chorizos, aunque parezcan señores honorables por sus trajes y sus poses, son unos auténticos chorizos de medio pelo.. Son basura humana; son rastreros y procaces; son ególatras, avariciosos, sucios, mendaces, pedófilos, ladrones, desvergonzados, ruines, mitómanos, cleptómanos,lujuriosos, chabacanos, pérfidos, malvados, violentos, soberbios, hipócritas, mastuerzos, mentecatos, dobles, innobles, desleales, megalómanos, torpes y estúpidos. Esos chorizos merecen todos ellos ser decapitados políticamente. Y lo serán. Nunca una sociedad pacífica pudo llegar tan bajo y unos chorizos de medio pelo tan alto.
Pronto llegará el momento de pasar uno a uno a todos esos chorizos por la guillotina política y serán hechos rodajas, preparadas para ser devoradas por las gaviotas, que en bandadas inmensas acudirán como las moscas a la mierda fresca.
Los nombres de los chorizos están todos escritos en el Gran Libro de la Corrupción. No se escapará ninguno de ellos a la furia de los desposeídos, masacrados y humillados.
Los chorizos han de desaparecer de la faz de la Tierra. Mientras haya un solo chorizo vivo políticamente, no podrá ningún ciudadano vivir en paz y felicidad.
El primero, el último y el único objetivo es acabar con los chorizos que infectan nuestras tierras valencianas.
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