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No cabe duda alguna que si consentimos que la banca se hunda, seríamos los primeros en lamentarlo. Tras ella se haría notar en el pueblo español, es decir, principalmente en la clase trabajadora. Eso es así, seamos lógicos.
Lo que tampoco cabe a ninguna duda es que el gobierno debe orientar el consumo porque gracias a el todo funcionará en el estado, por su acción generará más puestos de trabajo que han de producir, quienes necesitarán para ello del consumo, es como se viene popularmente diciendo, la pescadilla que se muerde la cola. Tu produces, tu ganas, tu en consecuencia consumes en la proporción de tu sueldo, pero lo que jamás podrá hacerse es crear una recesión dirigiendo sus esfuerzos económicos a proteger a una banca que a su vez no lo hace en los mercados, es decir, no ofrece medios para que el pueblo llano siga progresando socialmente en función de su realidad. Ni tan siquiera el pequeño comerciante o el autónomo. Ya no es cuestión de analizar más riesgos. A nadie dan ni un euro.
Sí, ya sabemos que todo gira en torno al hecho de que todos, más o menos, hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades y entonces... Entonces deben generarse recursos que protejan estas dicotomías necesarias para que la economía sea más o menos factible. No podemos echar las culpas exclusivamente al prestatario, pues es bien cierto que quien recibe sabe que debe pagar, pero tampoco nos es ajena la falta de responsabilidad bancaria en dar préstamos a quien de antemano sabían que después no podría devolver sus compromisos; encima todavía en la adquisición de una vivienda te ofrecían, -con tal de consumir-, dinero para amueblarlo, incluso te daban para comprar el coche. Daba igual, lo que valía era generar un negocio sin prestarle demasiada atención a los riesgos que se adivinaban.
Sabemos que ese supuesto lo debe valorar el prestatario, pero igualmente o más todavía lo debía de valorar el prestamista. En fin, que la banca es en este sentido la máxima responsable, no todo se le puede culpar al beneficiario y para colmo de todos los males tenemos a un gobierno que se empeñó en salvar a BANKIA cuando esta entidad ya estaba perdida, y todo seguramente a que su director y responsable fuese un alto cargo, en su día, del partido gobernante.
Total, cúmulo de irresponsabilidades; ahora resulta que se prima a la banca, se castiga al beneficiario y encima este último debe salir avalista, vía impuestos, de tamaños irresponsables. Es decir la banca y el gobierno.
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