(Extraido del blog Vagabundo tras la libertad)
Trasladan de instituto a una menor que denunció acoso de una compañera en Málaga
La joven de catorce años denuncia haber sufrido supuestamente amenazas e insultos durante el último curso
SUS FRASES
«Me amenazó con arrojarme debajo de un coche a la salida del instituto»
«Llegó a citarme en la calle a una hora para que nos pegásemos y le cogí pánico a salir de casa»
«Me ha costado mucho denunciarlo porque en el instituto nadie ha querido creerme»>
AMANDA SALAZAR, 07 ABR 2010 | MÁLAGA (DIARIO SUR
La menor presuntamente acosada presentó la denuncia el pasado mes de abril. :: F. GONZÁLEZ
«Este último año en el instituto mi vida ha sido una pesadilla». Así resume este curso escolar una joven de catorce años que ha presentado una denuncia ante el juzgado de Instrucción número 12 de Málaga contra una compañera de clase que presuntamente le amenazaba e insultaba de forma habitual. Hasta el punto que se ha visto obligada a trasladarse de centro.
No es la primera vez que esta joven sufre un supuesto caso de 'bullying' o acoso escolar. Desde que pasó a Secundaria, ha sufrido varios episodios de compañeros que le hacían la vida imposible. Según cuenta, se metían constantemente con ella y el compañero sentimental de su madre incluso llegó a pedir explicaciones a uno de ellos, como ya registró en una denuncia anterior.
Pero la situación se agravó este curso cuando una compañera mayor que ella empezó a amenazarle. «Al principio, me desaparecían cosas de la mochila; después veía a algún estudiante con mi estuche o mis cosas y me decía que lo había encontrado en el suelo», señala. Luego llegaron las intimidaciones. Según declaró en la denuncia, la joven que presuntamente le acosaba le decía frases como «ten cuidado», «vigila tus espaldas», «sé dónde vives» o «te voy a esperar a la puerta del instituto». La denunciante explica que no comprende su cambio de actitud, porque hasta entonces habían sido amigas.
Cambios de comportamiento
La afectada empezó a comportarse de forma extraña en casa, según relata su madre. «Lloraba constantemente y no quería ir al instituto», indica. Además, afectó a sus estudios porque era incapaz de concentrarse en clase.
Según cuenta, la compañera que le acosaba le advertía que no dijese a nadie lo que estaba pasando porque llevaba más años en el instituto y, al ser su palabra contra la de ella, siempre tendría las de perder. En una ocasión, intentó agredirla durante el recreo. «Me decía que la estaba mirando, que agachase la cabeza porque no era nadie, y que si seguía mirándola me mataría; al principio no creía que hablase en serio, pero luego empecé a pensar que hablaba de verdad», dice. Ese día no llegó a golpearla porque otros niños lograron sujetarla, aunque sí le profirió insultos como «puta, asquerosa o desgraciada», tal y como recoge la denuncia. El equipo de alumnos que trabajan en medicación en el centro, situado en la capital, intentó limar asperezas entre ambas y el conflicto llegó a oído de la dirección. «Me dijeron que exageraba», señala.
Pero el detonante fue una foto en la red social Twenty. «Me acusó de haber subido una foto de toda la clase donde también estábamos las dos, pero en realidad lo hizo ella misma para echarme la culpa», indica. Le dijo que pronto tendría edad para irse del instituto y que entonces le tiraría «debajo de un coche», que se quedaría «tan a gusto», que ya podía llamar «a sus padres o ala ambulancia, pero que la iba a tirar debajo de un coche». Era un viernes y durante el fin de semana la joven recibió un mensaje en el Messenger de su supuesta acosadora citándola para pelearse. No fue. Pero el reciente caso de Seseña le ha hecho darse cuenta de las consecuencias que podría haber tenido ese encuentro.
Según cuenta su madre, se quedó varios días en casa hasta el punto que les visitó una trabajadora social advirtiéndoles que si no acudía a clase, tendría que tomar cartas en el asunto. Pero ella era incapaz de volver al instituto. «Cada vez que le hablaba de volver a su curso se ponía blanca y temblaba», dice su madre, que critica que en el centro escolar no hayan protegido a su hija.
Finalmente, decidieron cambiarle a otro centro. El mismo día que estaba trasladando el expediente, recibió una llamada del antiguo instituto. Parecía que su hijo menor, de doce años, también tenía problemas de acoso y la invitaban a trasladar a los dos. Era la primera noticia que tenían. Ahora, la situación de ambos está normalizada, pero la familia no quiere que todo quede en saco roto y piden a Educación que tome medidas. Además, están tramitando una orden de alejamiento. «Todo esto ha tenido consecuencias psicológicas para mis hijos, no puede quedar impune», dice la madre.
Fuente: Diario Sur.es.
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