P.A.
Piedad Verde lleva 16 años desviviéndose por su hijo Sergio, quien tiene reconocida una minusvalía del 95%. Cuando el pasado mes de diciembre encontró en su buzón la carta de la Conselleria de Bienestar Social indicándole que tenía que asistir a un curso de formación como cuidadora su única reacción fue de estupor. "Si este curso me lo hubieran dado en el primer año de vida de mi hijo, posiblemente lo hubiera acogido con los brazos abiertos, pero después de 16 años, ¿qué me puede enseñar a mí un curso de 25 horas sobre cómo cuidar a mi hijo?". Tras muchas llamadas a un teléfono 900, proporcionado por Bienestar Social, "sin que nadie me contestara" decidió informarse directamente a través de su asistente social. "Ella me dijo que estos cursos son obligatorios y que tenía que hacerlos". El siguiente problema vino al tratar de cuadrar las fechas. Su hijo acude por las mañanas al centro Infanta Elena y "las únicas opciones que me han dado para hacer el curso son en Semana Santa o en julio, cuando él está de vacaciones". El marido de Piedad trabaja y "la única posibilidad es dejarle a cargo de mi otro hijo, que apenas tiene 13 años, o contratar a una persona y enseñarle para que le cuide el tiempo que yo esté en clase". Al margen de que no se den alternativas para hacer estos cursos desde casa, Piedad se queja de su mala organización. "El curso consta de 25 horas y en lugar de darlas todas seguidas, en mi caso, las han repartido entre los martes y los jueves de 9.30 a 12.30, con lo que te tienen un mes liado". Piedad insiste en que "no estoy en contra de que se dé esta clase de formación, pero sí de cómo se está haciendo" y añade que "es absurdo que por un lado me digan que tengo que cuidar de mi hijo y por otro me quiten un tiempo precioso para hacerlo".
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