La dependencia no se manifiesta siempre de la misma forma
La dependencia física puede sobrevenir bruscamente, de manera que el entorno familiar la percibe con toda claridad. Pero también puede aparecer de forma progresiva y lenta, cuando, por ejemplo, se suman algunas afecciones o dificultades: pérdida de vista o de oído; dificultades para hacer algunos movimientos, como salir de la bañera, abotonarse la camisa o conducir un coche. La dependencia, entonces, es más difícil de medir y de percibir, tanto por el entorno familiar como por la persona afectada. Estas limitaciones acumuladas son con demasiada frecuencia achacadas a la edad, como si fueran algo inevitable, lo que impide buscar soluciones médicas –operaciones,rehabilitación, medicación– que permitirían superarlas o mitigar sus efectos sobre la autonomía y, en consecuencia, sobre la moral de la persona mayor
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